A veces pensamos que las ciudades deberían tener más parques o zonas verdes o que hay demasiado pocos, pues eso mismo se le pasó por la cabeza al poeta y redactor del entonces Evening Post (el ahora New York Post), William Cullen Bryant, y por el primer arquitecto paisajístico norteamericano, Andrew Jackson Downing, que comenzó a hacer pública la necesidad que tenía la ciudad de Nueva York de un parque público en 1844. Un lugar elegante para la conducción al aire libre, como el Bosque de Boulogne en París o el Hyde Park de Londres, fue el motivo por el que muchos neoyorquinos influyentes apoyaron la idea, y en 1853 la legislatura del Estado de Nueva York dio 2,8 km², el área situada entre las calles 59 y 106, para la creación del parque, e impuso un presupuesto máximo de 5 millones de dólares.
Y así nació CENTRAL PARK en el distrito metropolitano de Manhattan de la ciudad de Nueva York y hoy se puede disfrutar de su pista de patinaje en invierno y sus muy bonitas vistas, además de la flora y fauna que se puede ver en el parque situado en el corazón de la ciudad de Nueva York.
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